La anorexia nerviosa fue descrita por primera vez a mediados del siglo 19, se caracteriza por ser una distorsión de la imagen corporal que lleva a la búsqueda constante de la delgadez lo que produce que el individuo deje de comer casi en su totalidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa son:
● Pérdida significativa de peso, o falta de ganancia de peso en los niños, de modo que el peso corporal se mantiene al menos un 15% por debajo del peso normal esperado para la edad y estatura correspondientes.
● La pérdida de peso es autoprovocada a través del rechazo a los alimentos que engordan, o bien mediante vómitos autoinducidos, el uso de medicamentos laxantes, diuréticos (que les hace orinar más frecuentemente) o fármacos que suprimen el apetito, o el ejercicio excesivo. Es frecuente que los pacientes se inventen reglas respecto a qué comidas están permitidas, o que afirmen que el ejercicio es necesario después de ingerir cierta cantidad de comida.
● Distorsión de la imagen corporal junto con un miedo intenso y persistente a ganar peso o engordar, todo esto unido a la sensación constante de estar gordos, incluso cuando su peso es objetivamente inferior al de otras personas de su misma altura, de modo que el paciente se impone un límite muy inferior al de su peso corporal.
● La pérdida de peso causa trastornos hormonales que puede causar la pérdida del período en las mujeres, y la impotencia y pérdida del interés sexual en los varones.