«El Marxismo debe ser definitivamente extirpado» comunicado de exmilitares prende las alarmas en Uruguay.
Un documento difundido por el Centro Militar Uruguayo, donde anuncia que el Marxismo debe ser definitivamente extirpado de dicho país. Ha sido calificado por las fuerzas progresistas como una clara amenaza y un atentado contra la convivencia democrática en dicho país.
«El próximo domingo hay que sellar el camino de un nuevo amanecer. El Marxismo debe empezar a ser definitivamente extirpado del horizonte de nuestro destino nacional. ¡Viva la Patria!» Finaliza el documento.
La polémica publicación, difundida a encasas horas del balotage, también tacha de delincuentes y corruptos a los dirigentes del Frente Amplio y sus tres gobiernos.
El rechazo al intimidatorio pronunciamiento, ha revivido lo fantasmas de de la sanguinaria dictadura cívico militar (1973-1985). Surgida tras el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973.
Dicho período estuvo marcado por la prohibición de los partidos políticos, la ilegalización de los sindicatos y medios de prensa y la persecución. además encarcelamiento y asesinato de opositores al régimen..
Por su parte, el excoronel Carlos Silva Valiente, presidente de dicha organización, señaló que en realidad se trataba de una editorial de la revista Nación. Que a modo personal coincide con las valoraciones hacia sus rivales ideológicos, a quienes insistió en tildarlos de marxistas.
Asimismo, cuestionó a los Derechos Humanos y el hecho que los militares fueran juzgados por los delitos de lesa humanidad cometidos durante las dictaduras en la región, e hizo referencia al caso de Pinochet en Chile
El texto del comunicado que ha encendido las alarmas en Uruguay.
Este domingo culminará el proceso de redención de los derechos y valores del pueblo oriental, heridos, socavados, despreciados por 15 años de asonada frenteamplista. Será ese día el punto de llegada de muchos sacrificios, de la lucha despareja contra la arbitrariedad de un poder que se quiso total y absoluto para imponerle al Uruguay un perfil del todo ajeno a su historia, a sus más queridas tradiciones, a sus más profundos principios; pero también será el inicio de un compromiso en favor de la restauración de los vínculos que desde siempre unieron a los uruguayos y que la larga prédica y praxis del marxismo casi ponen al borde de la irremediable bancarrota.
Los marxistas finalmente se irán del poder y con ellos felizmente se irá el largo rosario de ofensas a la Constitución, el desorden y despilfarro en todos los niveles de la Administración, el consentimiento y estímulo al delito, el intento claro de destruir la familia tradicional, la voluntad por envilecer las relaciones sociales en base al resentimiento y a divisiones artificiales, la corrupción sin límites que le costó al país miles de millones de dólares que fueron a engrosar cuentas personales o arcas partidarias, los oscuros manejos de una política exterior corrupta y obsecuente dictada desde la Habana y financiada con el dinero sucio de la corrupción venezolana, el
destrato a las buenas formas, la ordinariez de varios dirigentes que en su soberbia creyeron que podían imponer su credo de suciedad, dejadez y malas palabras.
Cuando el último de los gobernantes del Frente Amplio deje el poder veremos la estela de varios crímenes cometidos contra el pasado y contra el futuro del país y nos lamentaremos una y otra vez pensando cómo fue que permitimos tanta maldad impunemente por tanto tiempo.
Lo acontecido con la enseñanza, que ha dado los peores resultados de toda la historia, dejando a los niños y jóvenes inermes para luchar en un mundo serio y competitivo; lo acontecido con la pobreza, que se apostó a perpetuarla por todos los medios; lo que ocurrió en materia de seguridad pública condenando a los habitantes honestos del país al horror del miedo, de la muerte, de la pérdida de sus bienes y de sus libertades; lo que se hizo con la salud, que convirtió los hospitales no en centro de atención y cura de enfermedades sino en cajas de financiamiento de los inmorales dirigentes comunistas; lo que se perpetró contra el Derecho y la observancia de las normas son todas injurias que no será fácil reparar. El tamaño y la hondura del mal perpetrado son tan grandes, tienen tal volumen que a priori parece imposible siquiera ponerse a limpiar tanto desastre y empezar a crecer con esperanza.
Sería una enorme injusticia que todos los responsables de esta tragedia que apestó las relaciones y enajenó buena parte del porvenir de los uruguayos puedan irse para sus mansiones y gozar viciosamente de sus comodidades mal habidas sin que nada los conmueva o distraiga de sus goces. Para que esto no vuelva a repetirse, para que nadie se crea que en el Uruguay es posible destruir y menoscabar y humillar sin tener que pagar nada y encima ser premiados con pensiones, puestos en el exterior o asesorías en empresas amigas, algunos tendrán que ser alcanzados por la mano de la ley y deberán dar cumplida cuenta de tales crímenes.
No estaría bueno tapar con disimulos o postergaciones una acción del Estado
que, en la recuperación de sus valores esenciales, debe dar ejemplo de transparencia, rectitud y fiel observancia de sus deberes.
Queremos decir:
la ley debe caer no suave sino implacablemente sobre los corruptos de toda condición; caer sobre los que entregaron las calles y barrios enteros a los delincuentes para que los administraran a su antojo, sin ninguna molestia; debe caer sobre los que vilmente vendieron en parcelas la política exterior a los intereses de la narcodictadura de Caracas; caer sobre los que fundieron las empresas estatales, sobre los que estuvieron en negocios turbios sirviéndose del Estado y, principalmente, caer sobre los que, como el actual presidente de la República, sistemáticamente violaron la Constitución y los límites que esta impone a su cargo.
Solo así, pensamos, podremos empezar a recuperar la confianza y construir vínculos sinceros y perdurables entre la sociedad y el Estado y entre los ciudadanos entre sí; dos puentes que el marxismo deliberadamente dinamitó en su afán por crear las condiciones propicias para la disolución revolucionaria. Hay que tener firmeza y ser coherentes; no sea cosa que en nombre de una concordia que nunca fue tal, perdamos el derecho a hacer lo que corresponde para terminar definitivamente con las muchas dolencias que nos habrá de dejar esa terrible pesadilla llamada Frente Amplio.
El próximo domingo hay que sellar el camino de un nuevo amanecer. El Marxismo debe empezar a ser definitivamente extirpado del horizonte de nuestro destino nacional.
¡Viva la Patria!