En Puerto Rico miles se manifiestan este domingo en la Quinta ‘Marcha Independencia ¡Ya!’ para reclamar la emancipación de la isla. Cabe destacar que la isla por estar fuera de la nación norteamericana no ha tenido las ventajas que debería tener y mucho menos sería un punto de sueño Americano.
Varias organizaciones sociales, junto con agrupaciones políticas, marchan por las calles de San Juan (la capital) para reclamar la descolonización, la libre autodeterminación y la independencia de Puerto Rico.
“Esperamos que concurran entre ocho y diez mil personas”, ha asegurado al inicio de la movilización Cintrón Fiallo, del Movimiento 26 de Abril, quien va acompañado por otros dirigentes.
De acuerdo con Fiallo, la primera marcha de este ciclo se realizó en 2014 y desde entonces se lleva a cabo cada año con el objetivo de destacar la lucha por la independencia de Puerto Rico.
La marcha, que recorrerá varias arterias del sector de Hato Rey, culminará frente al edificio federal en las proximidades de la zona bancaria, por ser el símbolo de la opresión colonial que padece el pueblo puertorriqueño, agrega Fiallo, organizador de la actividad.
“Con esta manifestación reafirmamos nuestro derecho a la descolonización y denunciamos la represión y las medidas de supuesta austeridad que afectarán a la gente más necesitada del país”, destacan los convocantes.
En la marcha, jóvenes encapuchados aprovechan la oportunidad para hacer grafitis en las paredes en reclamo de la independencia, y quemar banderas de Estados Unidos.
Entre los reclamos de los manifestantes figuran la derogación de la Junta de Supervisión Fiscal y la auditoría de la deuda pública. Demandan, asimismo, una educación gratuita y de calidad y el cese de la represión contra quienes protestan.
Los portavoces de la Marcha Independencia ¡Ya! recuerdan que los puertorriqueños se enfrentan a la precariedad que impone el colonialismo, ahora con una mayor dimensión, producto de la imposición de la Junta de Supervisión Fiscal de Estados Unidos mediante la legislación, llamada Promesa.
El pasado enero, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, lanzó una campaña para que la isla pase a convertirse en el estado número 51 de Estados Unidos, como una forma de zanjar los graves problemas económicos del país centroamericano.
Puerto Rico, Estado Libre Asociado a Estados Unidos desde 1952, pero carente de poderes soberanos, se encuentra en la bancarrota fiscal, con una deuda pública de 73 000 millones de dólares y una economía con una década de estancamiento.
