Las autoridades sanitarias siempre están recordando constantemente que el consumir bebidas de alcohólicas es dañina para el bien de nuestra salud, pero exactamente se están refiriendo a consumirlo en exceso. Hay infinidad de estudios por todo el mundo que corroboran los los efectos positivos que puede suponer para nuestro cuerpo tomarse una o dos cervezas a la semana.
Es nutritiva: Los componentes naturales de las cervezas son un alto porcentaje de agua, lo que la hace perfecta para hidratarnos; el lúpulo que es los que le da ese sabor amargo tan característico; y la malta, un cereal procesado de granos de granos de cebada, centeno o trigo, que aporta minerales, vitaminas, ácidos grasos e hidratos de carbono. Por algo se la conoce como el «pan líquido».
Mejora la digestión: Todos estos cereales suponen una dosis importante de fibra soluble que ayuda a realizar una digestión más suave y previene el tránsito lento.
Fortalece los huesos: La Universidad de California descubrió hace años que esta bebida es rica en silicio, un mineral que tiene relación directa con la salud ósea. El ácido silícico, es decir la forma soluble del silicio, es más fácil de absorber por el organismo, por lo que los investigadores de este estudio consideraron la cerveza como la principal fuente de este mineral que se puede encontrar en la dieta occidental.
Sin embargo, y recordando que los excesos nunca son buenos, si se consume demasiada cerveza el efecto es totalmente contrario.
